viernes, 6 de abril de 2012

En casa de mi madre


En casa de mi madre
siempre había una botella de vino,
abierta, llena, vacía...
pero siempre había una botella de vino...

En casa de mi madre
las paredes eran viejas
estaban pintadas de melancolía,
las paredes tenían amor y mala misa.

En casa de mi madre
el cielo se podía tocar
ella solía tener razón
no era conocida la palabra blasfemar.

En casa de mi madre
existía mucha libertad
hasta que de su boca  se escuchaba
ese verbo autoritario, a callar.

En esta casa, en la que vivía,
el silencio me acompañaba en la escritura
mientras mi madre hacía la comida.
En casa de mi madre era un infeliz feliz
con mi escueta sabiduría.